Invertir en este tipo de acciones no es fácil. A continuación las claves que menciona la Revista Inversor Global sobre este tema.

Las anémicas tasas de interés impuestas por los grandes bancos centrales del mundo han obligado a los inversores a encender la creatividad para buscar activos con rendimientos más atractivos. En ese sentido, muchos se han volcado a las acciones que pagan dividendos, una opción que ha ganado popularidad entre los ahorristas a nivel global, en vistas de generar ingresos continuos.

Varios estudios han demostrado la conveniencia de volcarse a esta clase de instrumentos ya que han generado sólidos retornos más allá de los vaivenes del mercado y la economía, lo que los torna atractivos en un contexto de elevada incertidumbre.

Más allá de la fluctuación que puedan tener estos activos en el respecto a las tasas de impuestos sobre dividendos en los Estados Unidos, los inversores valoran su capacidad de distribuir efectivo de manera fija.

La cuestión viene a que una empresa con una activa política de desembolso de dinero debería contar con un negocio lo suficientemente consolidado como para lograr estos pagos, algo que con el paso del tiempo se refleja en su precio.

Y es que una alta rentabilidad por dividendo a veces puede ser un canto de sirena. Y para no encontrarse con ningún imprevisto hay que analizar la solvencia del negocio hacia el futuro para determinar si este desembolso es sustentable o no.

En caso contrario, pueden cometerse costosos errores. En este sentido, un ejemplo de un caso negativo es el de Telefónica de España (TEF), que unos extraordinarios dividendos en los últimos años a medida que el precio de sus acciones caía debido a la crisis de deuda en Europa.

Sin embargo, su nivel de endeudamiento y el magro crecimiento de sus ganancias hicieron que tuviera que recortar estos pagos, lo que decepcionó a quienes compraron sus papeles en busca de altos desembolsos de efectivo.

Una cuestión clave a tener en cuenta es el ratio de pagos que indica el porcentaje de los beneficios anuales que está distribuyendo como dividendos. Si es muy elevado, será una señal de alerta, dado que difícilmente puedan crecer más rápido que sus lucros durante mucho tiempo.

También, hay que observar la trayectoria histórica del negocio para medir su fortaleza ante escenarios económicos adversos. Coca-Cola (KO), por ejemplo, ha incrementado sus desembolsos durante cada uno de los últimos cincuenta años en forma consecutiva, aún en medio de crisis políticas y financieras.

Esto se debe a que sus ganancias son resientes ante contextos de los más adversos y, por lo tanto, a sus dividendos se los suelen considerar en el mercado como particularmente sólidos.

No sólo los beneficios son importantes, el flujo de caja también puede resultar tanto o más relevante a la hora de evaluar la solvencia de una determinada política de desembolso de efectivo.

El sector automotriz es muy registrado por sus altos gastos de capital, ya que las empresas pueden ganar mucho dinero en un año, pero necesitan reinvertir buena parte del capital para continuar operando en forma eficiente.

Por eso, el hecho de que en Estados Unidos una firma como Ford (F) haya retomado su política de pago de dividendos puede considerarse un indicio positivo que quiere dar su management respecto de sus perspectivas de mediano plazo.

Sus directivos confían en que su generación de caja les permitirá financiar las inversiones necesarias y además distribuir dinero a sus accionistas, lo que podría ser beneficioso para quienes escojan estos papeles.

Además de las ganancias y el cash flow de una compañía, es importante analizar la fortaleza de su balance, es decir, el nivel de endeudamiento o efectivo disponible que tenga la firma.

Apple (AAPL), por ejemplo, cuenta con más de 120 mil millones de dólares en dinero e inversiones líquidas y no tiene pasivos relevantes. Esto implica una gran cantidad de recursos disponibles para sostener e, incluso, incrementar sus dividendos de cara a los próximos años.

Los desembolsos de efectivo son una de las características más valoradas por los inversores actualmente, pero no son suficientes como para tomar la decisión de adquirir las acciones de una empresa que tenga esta política. Es necesario también analizar los aspectos clave de su negocio que sirvan para determinar si serán o no sustentables en el tiempo.

No obstante, el horizonte de inversiones no termina sólo en acciones que paguen dividendos. Si quiere conocer más opciones para capitalizar tus ahorros lo invitamos a conocer nuestro servicio de recomendaciones de inversión, Crisis & Oportunidad.

Nota publicada por Inversor Global en http://www.igdigital.com/2013/01/el-pago-de-dividendos-no-siempre-es-garantia-de-confianza/