Ninguno de nosotros tiene dudas sobre en que mundo económico podemos desarrollar y defender nuestros ahorros. Unánimemente concluimos en que es el capitalismo. Esta crónica pretende dar una breve explicación sobre la actual situación de las ideologías vigentes, y definir algunos conceptos que nos pueden ayudar a actualizarnos y estar precavidos.

 

De donde venimos y adonde estamos

 

La política y la economía basan su función ética y moral, en la puesta en vigencia de los métodos necesarios, lícitos y aceptables, para defender los intereses del pueblo. Ahora bien, ¿quien es el pueblo? Debemos buscar la respuesta tratando de fundamentarnos en conceptos  actuales. Claramente, hay pueblo trabajador  sin capital, y pueblo trabajador con capital. Hay pueblo capacitado, y pueblo menos capacitado. La “plusvalía” en el concepto marxista debe acotarse a buscar una distribución que promueva equitativamente la  habilitación de la escalera de ascenso social. Las diferencias  entre el pueblo nunca van a desaparecer. Los mismos sindicatos, al definir sus convenios colectivos demandan, puntualmente, salarios diferentes para funciones con responsabilidades   diferentes.  Si nos elevamos en la cadena jerárquica de una compañía, también resulta lógico que los que desempeñan diversas funciones, tengan ingresos mayores. Finalmente mencionemos la real existencia de una retribución al capital. Este concepto tiene su lógica en el mantenimiento, supervivencia y adelantos tecnológicos para que la fuente de trabajo no solo siempre exista, sino que sea más grande, con más “pueblo” trabajando y que cada vez pueda pagar mejores salarios a todos los miembros de la compañía.

La conclusión de lo mencionado nos define claramente cual es la función de las políticas del Estado (cual es su trabajo). Nos hemos circunscripto a una explicación directa y clara, pero al mencionar  la palabra distribución, comprende los demás factores de desarrollo del pueblo, como pueden ser  educación, cloacas, caminos, viviendas, etc… En definitiva, su trabajo es, desde la posición de mayor responsabilidad, facilitar el camino para lograr el bienestar del “pueblo”.

Si damos por relativamente ciertos los conceptos definidos en el primer parágrafo (remarcamos, utilizando conceptos actuales), en el origen del capitalismo podría darse disyuntivas sobre sobre quienes eran pueblo: el asalariado, el que tenía su pequeño negocio propio, el que no tenía nada. Y  remarquemos también cuales podrían ser las formas de alcanzar el bienestar del pueblo: la revolución social, la presión sindical, todo esta equivocado y hay que empezar de nuevo.

En el siglo XXI las cosas parecieran que están mas claras. Estamos de acuerdo en lo que queremos lograr y también estamos de acuerdo en los fracasos de varios sistemas políticos. El símbolo del comunismo,  es en la actualidad capitalista (Rusia) y hasta China, con importantes particularidades, es capitalista.

Al decir  de Eric Hobsbawn (Historia del siglo XX), podemos mencionar  que después de la segunda guerra, el capitalismo inicio una edad de oro, sin precedentes, y tal vez anómala, de 1947 a 1973.

 

Que esta pasando ahora

Si bien años atrás existieron gobiernos populistas, en la actualidad hay una ola de países latinoamericanos que su política de gobierno es el populismo.

El discurso populista busca la división de clases, buscando enemigos en todos lados, haciendo  pie de este modo en el  porqué  de su lucha.

El populismo apela al pueblo para construir su poder, entendiendo al pueblo como las clases sociales bajas y sin privilegios económicos o políticos. Suele basar su estructura en la denuncia constante de los males que encarnan las clases privilegiadas. Los líderes populistas, por lo tanto, se presentan como redentores de los humildes.

Pareciera que el criterio que prevalece en estos pensamientos se basa en repartir los bienes  económicos existentes, sin darle  mayor importancia al incremento de dichos bienes para poder distribuir mayor bienestar.  Tratan de conseguir la aceptación de los votantes sin importar las consecuencias. Sus premisas se basan en pre-conceptos  remanidos, antiguos, y que ya han probado su fracaso. Buscan la participación popular y la inclusión social. ¡Vaya descubrimiento de estos conceptos!

En este contexto, los llamados nuevos populismos  se basan en la persistencia actual de una división clasista. Generan una retorica política que hace de la división y del resentimiento la base de su relato. La razón populista  busca fijar democracias prepotentes y estados clientelares. Con votos y dineros pretenden arrollar a los opositores, que son los únicos responsables de todos los males del país.

Como es de esperar, los resultados  para el país, tanto desde el punto democrático (alternancia en el poder) como de desarrollo del bienestar general, no han sido alcanzados por esta ideología, sino que además los países actualmente populistas van sufriendo año a año deterioro de su estándar de vida.

 

Tenemos una salida posible: La Doctrina Social de la Iglesia

 

Sin considerar los aspectos religiosos, la Iglesia Católica, años  atrás,  busco una salida para humanizar  y dar sentido ético y moral a la corriente capitalista. Es un movimiento intelectual que busca un punto medio, una justa equidistancia entre el capitalismo y el comunismo (socialismo). Contiene una opcion preferencial  por los pobres sin condenar a los ricos. Postula la negación de la  violencia, ya sea retorica o física y define la necesidad del dialogo y una presencia del Estado para defender el interés general, limitando el abuso de los poderosos. En una palabra defiende el capitalismo social.

Debemos tener presente una justa distribución de la riqueza. Conceptos como administración responsable, que mas tributen quienes más tengan y que el Estado sea probo en el reparto, es el procedimiento que remplaza  a la violencia y a la revolución.

Si bien el Papa Francisco es argentino, su predica influye positivamente en todos los países latinoamericanos. Esta surgiendo un paredón. Su construcción se ha dado en la preferencia sobre los pobres, en la no aceptación de la descalificación por razones ideológicas  y la eliminación de ellos y nosotros.

La realidad es que todos sabemos lo que  la economía tiene la obligación de brindar al pueblo  y si bien hay varios caminos, no todos llegan a concretarla. Tambien estamos de acuerdo en los caminos que han fracasado.

Tal vez, la humanización del capitalismo siguiendo definiciones de la Doctrina Social de la Iglesia, contribuya a iluminar la senda correcta para alcanzar el bienestar general.

Como inversores debemos tener en claro que nuestro trabajo siempre se vera beneficiado, cuando la situación económico-social y política  del país mantenga un desarrollo sustentable.