El tema de que va a pasar en la próxima reunión del FED, sobre  el futuro de  la política monetaria apasiona a los medios económicos estadounidenses. La semana pasada publicamos una opinión y a continuación completamos con otra, que no es necesariamente coincidente.

 

Durante décadas, fue  característico de la Reserva Federal sacar el  enchufe de la prosperidad demasiado pronto. Siempre veía  fantasmas de la inflación en todas partes. La Fed, sensible como lo fue como para los acreedores, prefería  una dosis de recesión,  a cualquier  tipo de presión sobre los precios, especialmente de los aumentos salariales.

Eso cambió con los regímenes de los presidentes de la Fed,  Alan Greenspan y Ben Bernanke.

Greenspan estaba dispuesto a mantener las tasas de interés bajas, porque los bancos estaban  en dificultades después de episodios de excesos especulativos en los años 1980 y 90, y necesitaban el dinero barato para reconstruir sus balances. El ultimo colapso se produjo hace tan sólo cinco años, precisamente  esta semana, cuando el desplome de Lehman Brothers reveló la podredumbre de todo el sistema, y como todos estaban sobre-apalancados, al caer la primer ficha del domino, comenzaron a caer uno tras otro.

El sucesor de Greenspan, Ben Bernanke, mantuvo la política de dinero barato, pero combinado con una dosis de la regulación saludable. Ahora, sin embargo, los sospechosos de siempre están difundiendo  habituales advertencias sobre los peligros de la inflación. De la palabra se ha pasado a suposiciones mas concretas y se espera que la Fed comience a reducir su heroico programa de compra de bonos (también conocido como impresión de dinero) en cualquier momento, a partir de este mes.

La Fed, tras haber sido el motor de la recuperación, parece estar volviendo para atrás.

El problema es que la economía no va a cooperar con este escenario. La inflación no se ve por ningún lado y la recuperación sigue siendo débil.

Las últimas cifras de empleo son sombrías. En agosto, la tasa de desempleo bajo una décima  por ciento, al 7,3 %, pero sólo porque hay más y más personas que no buscan trabajo, ya  que es inútil. El porcentaje de adultos de la fuerza laboral está en su nivel mínimo desde la década de 1970, período en que la mayoría de las mujeres casadas con hijos todavía se quedaban en casa.

Sólo un grupo demográfico aumentó su tasa de participación en la fuerza laboral, son las  personas mayores de 65 años, porque no pueden darse el lujo de retirarse. Incluso la tasa de personas mayores de 70 años va en aumento, ya que  el sistema de jubilación tiende al colapso.

Hasta ahora, el presidente Bernanke ha tenido los votos necesarios para continuar con su programa de compra de bonos y el dinero barato. Pero el centro de gravedad de la política monetaria de la Fed, definido  en el Comité de Mercado Abierto de política monetaria (Open Market Committee), se está desplazando gradualmente hacia los halcones de la inflación.

La prensa económica está convencida que la Fed comenzará a recortar sus compras de bonos ya en su próxima reunión. Las tasas de interés han aumentado  en razón del cambio de las expectativas sobre la política de la Reserva Federal.

Los halcones están equivocados. Ante una débil recuperación, la Fed debería mantener las tasas de interés extremadamente bajas. Pero tiene que combinar el dinero suelto con una regulación estricta, para  que el dinero fácil no induzca a la especulación financiera como sucedió la última vez.

Hay un precedente histórico sobre esto. En el boom de la  bien regulada economía financiera de la posguerra, la Fed mantuvo las tasas de interés tan bajas que eran efectivamente negativo, si la ajustamos  por inflación. Pero porque había pocas oportunidades para la especulación financiera, los tipos de interés bajos  se trasladaban a los costos de capital para la economía real. Fue una era de crecimiento vigoroso, amplia prosperidad y un mal momento para estar en el mercado de bonos. Pero lo que era malo para el mercado de bonos era bueno para todo el mundo (¿tal vez es una lección?).

Hoy, sin embargo, estamos muy lejos de una regulación financiera eficaz. El Acta Dodd-Frank da más escapatorias que la ley, y cinco años después del grave problema,  el modelo de negocio que produjo el colapso sigue vigente.

Todas estas consideraciones nos llevan al final del drama: Larry Summers contra Janet Yellen, que pronto será resuelto por el presidente Obama (o tal vez, si Obama nombra  a Summers  para presidir la Fed, podría ser resuelto por el Senado de los EE.UU..)

Summers es el más halcón de la inflación de los dos. Él  es más que un hombre “light” acerca de la regulación. Si consigue el trabajo, es probable que la FED  retirarse su política de tasa de interés baja, con pequeñas  mejoras en el proceso de reglamentación.

Yellen, por el contrario, se ha pronunciado sobre la necesidad de que la Fed a siga haciendo lo que sea necesario para estimular una recuperación fuerte, y compensar el dinero fácil con una regulación dura. Wall Street, como es lógico, prefiere Summers. Si Summers consigue  el trabajo, será una prueba positiva de que la Fed estará nuevamente  al servicio del mercado de bonos.

Robert Kuttner (Co-founder and co-editor, ‘The American Prospect’)

“The Huffington Post»