Que Barack Obama está de nuestro lado, que tenemos el FMI que nos respalda y que el mundo no va a dejar que esto suceda… Todos esos argumentos se cayeron como fichas de dominó ayer a las 10.30 de la mañana, cuando la Corte suprema de Estados Unidos dijo «no».

Así de sencillo. No van a aceptar el juicio entre la Argentina y los fondos buitre. En la previa, algunos medios con triunfalismo mundialista, daban este escenario como poco probable.

Existen tres posibilidades, decían: que la Corte Suprema norteamericana desestime el caso, que lo acepte o que prolongue la decisión, para pedirle la opinión al presidente Obama.

La última opción, la que el Gobierno esperaba que se diera, compraba tiempo. En esta ecuación el tiempo era una variable de vital importancia. Sucede que el año que viene caería la cláusula Rights Upon Future Offers (RUFFO), lo que permitiría hacerle a los holdouts una mejor oferta, sin necesidad de equiparársela a aquellos que entraron en los canjes pasados.

Así se evitaba la catarata de demandas por un monto que sí sería imposible de enfrentar.

Visto de esa manera, ciertos analistas apresurados sostenían que sólo una de las tres alternativas era negativa, lo cual marcaba un panorama positivo para el país.

Sin embargo, esta no era la realidad. Algunos abogados de bufetes especializados en estos casos advertían que era muy difícil que el organismo estadounidense aceptara el caso y que -posiblemente- no fuera necesario consultárselo a Obama, teniendo en cuenta la fuerte separación de poderes que tradicionalmente distingue al país del Norte.

El efecto mariposa

La noticia no había sido publicada en los medios y los ADRs argentinos ya se desplomaban en Nueva York, anticipando lo que todos temían.

Conforme se fue difundiendo la mala nueva, la Bolsa local acusó el impacto con una caída de 7,1% del Merval y los cupones hasta 15 puntos (al momento en que cerraba ayer esta columna).

En tanto, el riesgo país tampoco vio venir el iceberg. En los últimos tiempos, Argentina fue mejorando su imagen internacional -mediante el acuerdo con Repsol y con el Club de París, así como también con el acercamiento al FMI- y eso se tradujo en una reducción de este indicador.

Fíjese en el gráfico a continuación.

Ignacio 19.06.2014

 

Sin embargo, a las pocas horas de haberse conocido la decisión del máximo tribunal norteamericano, el riesgo país subió más de 12 puntos.

Era lógico el impacto. Seguramente continuará hoy y los días próximos. El mercado no se reordenará hasta que no se conozca el plan B, los pasos a seguir que tenga en mente el Gobierno.

Esto decía el titular referente económico del PRO, Federico Sturzenegger, tras conocerse la novedad:

«Era uno de los escenarios factibles, la Argentina mostró voluntad de pagar aunque sea algo, tal vez eso sirve para comenzar una negociación con el juez. Las puertas están cada vez más cerradas para la Argentina».

«Hay que tratar de llegar a un acuerdo, pero lo ideal es que sea después de enero, la Argentina va a tener que hacer el intento de negociar con el juez, pero si eso falla debe decidir si paga o si entra en default técnico».

Lo cierto es que caer en fatalismos a esta altura no parece la mejor receta. El 30 de junio debemos afrontar un pago  por US$ 228 millones por el vencimiento de bonos Discount legislación Nueva York.

Si para ese entonces no está clara la hoja de ruta, la justicia norteamericana podría embargar los pagos y provocar que la Argentina entre en default técnico.

Una alternativa, hecha la ley hecha la trama, es cambiar la legislación de aquellos bonos que son NY (dejándolos fuera del alcance de la justica de EE.UU.), pero para eso se necesita la aceptación voluntaria del 80% de los acreedores. No es sencillo…

Al cierre de este artículo, el mercado esperaba un discurso que daría la presidente, Cristina de Kirchner, en cadena nacional para explicar el camino a seguir.

No obstante, parece que nos tocará bailar con la más fea (Thomas Griessa, juez neoyorquino que instó a la Argentina a pagar lo que piden los buitres, sin atenuantes).

Habrá que esperar a que el magistrado abra una instancia  de diálogo y mostrar los mejores dotes negociadores, ganar tiempo, mostrar voluntad de pago y hacer el mejor negocio para el país.

A esta altura no es ser sumiso, es ser vivo…

Ignacio Ros

Fuente: Inversor Global, sitio lider en ideas para quienes buscan saber invertir

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