GUALFIN, ARGENTINA – “Las acciones caen luego del discurso de Trump” escriben en Bloomberg.

A decir verdad, también podrían caer también por las acciones de Trump.

Ya suman seis las propuestas de campaña que el nuevo presidente de los Estados Unidos enterró para siempre.

El miércoles pasado se conocieron otras cuatro marchas atrás de sus propuestas de campaña.

Seeking Alpha reportó:

“En un solo día, el presidente Trump pareció revertir sus posiciones en nada menos que cuatro promesas clave que posiblemente llevaron a su victoria electoral.

Trump dijo ayer al Wall Street Journal que China ya no es un manipulador de divisas, que respeta a Janet Yellen (y quizás podría nominarla para que siga en la Fed por otro período), que apoyaría al banco ‘Ex-Im’ cuando decía que lo iba a cerrar, y que la OTAN ya no es obsoleta puesto que está luchando contra el terrorismo.”

En la misma entrevista, el presidente dijo que creía que el dólar estaba poniéndose demasiado fuerte, lo que debilitó la divisa norteamericana en los mercados internacionales.

Un país para pocos

De alguna forma, estas son buenas noticias.

“El Donald” está haciendo lo mismo, más o menos, que cualquier otra persona haría en su posición. Está haciendo lo que quieren los “insiders”.

Así que ahora que el equipo de Trump y el estado profundo están alineados, podemos seguir con nuestra rutina.

Ya no necesitamos enfocarnos en el día a día de la política, el programa es el mismo de hace 30 años.

Todo gobierno es una conspiración de unos pocos contra la mayoría de la población. Llámese comunismo, socialismo o liberalismo… derecho divino… o dictadura del proletariado… o “Hacer América Grande de Nuevo”. No importa mucho la diferencia.

El programa es el mismo: los de adentro usan al gobierno para tomar el control, para ganar estatus, y ganar dinero que toman de las masas que están afuera.

Lo que interesa desde el punto de vista de la persona promedio no es el nombre que tenga, sino cuánto de esto hay.

Cuanto menos, mejor. El gobierno que mejor gobierna, como decía Jefferson, es el gobierno que menos lo hace.

Hacedores versus Tomadores

La principal diferencia entre los de adentro y los de afuera es cómo hacen sus negocios.

Las personas comunes hacen acuerdos donde todos ganan. Al buscar mejorar su situación, deben hacer acuerdos con sus clientes y proveedores que mejoren a todos.

Los insiders, sin embargo, hacen acuerdos donde unos ganan pero a costa de otros. Impuestos, guerras, confiscaciones, represión financiera, tasas de interés negativas, y restricciones y regulaciones que favorecen a sus industrias particulares.

Todo esto está respaldado, en última instancia, por el poder monopólico del estado que, si algo no te gusta, puede imponértelo de cualquier manera.

Cuando hablamos de acuerdos ganar-ganar y ganar-perder, no hablamos del resultado particular del acuerdo. Nunca podemos saber cómo resultará un acuerdo porque no podemos conocer el futuro. Estamos hablando del acuerdo al momento de realizarse.

Cuando dos personas en el mercado cierran un trato, cada una de las partes espera que después de hacerlo, su situación particular mejore. De otra forma, no accedería a cerrarlo. Ganar-ganar.

Pero cuando el gobierno decreta un nuevo impuesto, o lanza una bomba, o firma una nueva regulación, entonces estarán imponiendo un mal acuerdo sobre la gente.

El fabricante de la bomba puede generar con ella un beneficio económico, pero la gente que sufre su impacto claramente no tiene más opciones. Ganar-perder.

Las bombas insumen tiempo y recursos para ser construidas – destruyendo riqueza que podría utilizarse en otras cosas. Cuando estalla, destruye más riqueza todavía.

El hombre común, civilizado, del mercado, es un hacedor. Él tiene que dar si quiere recibir. Su jefe, su cliente, él tiene que satisfacerlos o, de lo contrario, se quedará sin nada.

El insider es un tomador. Obtiene su dinero siempre, no importa si hace algo útil o algo inútil. No tiene por qué ofrecer un servicio de valor, o satisfacer las necesidades de un consumidor.

Como las garrapatas

Así, la medida de felicidad o riqueza de una sociedad puede expresarse simplemente como sigue:

S (satisfacción) = VR (valor real) de “acuerdos g-g” – “acuerdos g-p”

…todo lo cual nos lleva a la siguiente observación. Trump tenía razón. Para que Estados Unidos fuera grande de nuevo, había que drenar el pantano. Había que desterrar todos los acuerdos g-p (ganar-perder) impuestos por los de adentro.

Pero lo que vemos ahora es que Trump está trabajando con los de adentro en lugar de contra ellos. Está poniendo más agua en el pantano en lugar de sacarla.

Ya sabemos lo que va a pasar a continuación. Porque los insiders nunca saben dónde detenerse. El gobierno controla el sistema, pero los insiders controlan al gobierno.

Son como las garrapatas en un perro.

Colectivamente pueden saber que si siguen quitándole la sangre al pobre animal, éste terminará muerto y ellas tendrán que encontrar un nuevo “hogar”.

Pero, individualmente, ninguna tiene el incentivo para detener su accionar

Tomarán, tomarán, y seguirán tomando, hasta que algo se quiebre.

Históricamente, la única forma en la que los de adentro se vieron sacudidos fue mediante la catástrofe.

Guerras, conquistas, bancarrotas o revolución. Usted elija.

Bill Bonner  (‘El equipo de Trump y el estado profundo están ahora alineados’)

 Abril de 2017

Para CONTRAECONOMÍA

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