«La empresa es una gallina de los huevos de oro y, créanme, nunca he visto a una gallina poner tantos huevos»: sobre el escenario, el hombre de saco con hombreras y pelo con litros de laca promete el oro y el moro; en la platea, el público aúlla como sólo puede aullarse por fanatismo o por codicia (en este caso, ambos).

Es una escena importante de Betting on Zero, algo así como «apostando a cero», el documental que estrenó Netflix y que se propone develar lo que se esconde detrás de Herbalife, una de esas empresas como Amway o Mary Kay, a las que siempre se mira con desconfianza porque el negocio parece consistir en reclutar a nuevos vendedores más que vender productos. La escena impacta más todavía al saberse que Mark Hughes, el hombre de saco con hombreras que fundó el emporio de los suplementos nutricionales y al que se ve tan vital, fue encontrado muerto tras una sobredosis de alcohol y pastillas. En la elipsis, la parábola de una época: cualquiera que se presente como un Robin Hood al revés tendrá más de villano que de héroe.

¿En qué momento el Gran Sueño Americano se transforma en pesadilla? Cuando se explota la idea de que la fantasía de pasar de pobre a rico es para todos. Especialmente, para los latinos que buscan en los Estados Unidos un horizonte de prosperidad. En Betting on Zero, el documentalista Ted Braun pone el foco en hispanos de Queens, Oklahoma o Chicago que alguna vez fueron seducidos con una promesa incomparable: «Es imposible perder dinero». Sin embargo, el 1 por ciento de los afiliados a la empresa se lleva el 88 % de los beneficios. La película intenta demostrar que el de Herbalife, una corporación fundada en Los Ángeles en 1980 para vender suplementos nutricionales puerta a puerta, es el típico caso de esquema piramidal: con presencia en 95 países, más de 3 millones de distribuidores y el rostro de dientes parejos de Cristiano Ronaldo como garantía de solvencia, la empresa esconde su verdadero filón, que consiste en vender kilos de mercadería a los nuevos asociados, que deberán comprarla en cantidad para integrarse a la red y a la vez sumar otros vendedores. Y así hasta el infinito. Entre los latinos estadounidenses, un negocio que no exige visas de trabajo ni conocimientos comerciales pero que los deja más pobres que antes mientras la mercadería se acumula sin vender en sótanos y garajes.

Vivimos en la era dorada del cine documental, que parece disputar al periodismo el destape de las ollas donde se cuecen los guisos más indigestos. El año pasado, Betting on Zero recibió una mención especial del jurado del festival de Tribeca por su investigación y aunque fue el documental más visto en iTunes durante abril, el mes de su estreno, los ejecutivos de Herbalife mueven cielo y tierra para evitar que circule (en una exhibición en Washington, compraron casi todas las entradas para que la sala estuviera vacía durante la proyección). Se entiende: parte de la mística de su negocio radica en el misterio. Pero el estreno global a través de Netflix amaga con mostrar a todo el mundo la cara más oscura del ultracapitalismo, ésa en que alguien roba a los pobres para darle a los ricos.

CINCO DATOS SOBRE HERBALIFE, UNA DE LAS EMPRESAS MÁS LUCRATIVAS Y MISTERIOSAS

Fundación

Creada por Mark Hughes en Los Ángeles en 1980, se dedica a la venta directa de suplementos nutricionales que no se consiguen en tiendas, farmacias o supermercados

Multinacional

Opera en 95 países (entre ellos, la Argentina) y está radicada en las Islas Caimán, un paraíso fiscal caribeño que alberga muchas de las empresas más poderosas del mundo

Multinivel

El negocio consiste en vender a los distribuidores grandes cantidades de mercadería, y deben conseguir nuevos distribuidores y otorgar porcentajes a sus superiores

Piramidal

En 2011, un tribunal de Bélgica dictaminó que el de Herbalife es un esquema piramidal ilegal: la mayoría de los distribuidores pierde dinero y los líderes se hacen millonarios

Cruzada

El financista Bill Ackman, protagonista del documental Betting on Zero, se propone demostrar que es una de las estafas más grandes de la historia

Nicolás Artusi – LA NACIONDOMINGO – JULIO DE 2017