En esta nota de Federico Lahitte analizamos el tema de la Argentina y su conducta inmadura e inestable. Esta parece no terminar nunca.

 

“La adolescencia es ese estado en el que uno puede sentirse en el limbo, porque ya no se es niño, pero tampoco se es adulto. La adolescencia implica cambios físicos y emocionales para los propios adolescentes”.

“La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características peculiares. Se llama adolescencia, porque sus protagonistas son jóvenes que aún no son adultos pero que ya no son niños”.

“La adolescencia es, en otras palabras, la transformación del infante antes de llegar a la adultez. Se trata de un cambio de cuerpo y mente, pero que no sólo acontece en el propio adolescente, sino que también se conjuga con su entorno”.

 

Los tres párrafos anteriores, nos ayudan a comprender lo que es la adolescencia. En sentido amplio podemos inferir, que se  evoluciona de una nebulosa inducida, “aprendizaje”, a una nebulosa en donde lo que aprendimos lo interpretamos de acuerdo a nuestro propio entender. Estamos comenzando a crecer para transformarnos en adulto. Ser adulto, significa crecer, tener criterios propios, y entre otras cosas aprender de nuestra propia vida.

Asimilo a la adolescencia en buscar para encontrar. Vale decir, en la búsqueda puedo encontrar caminos equivocados, pero es importante darme cuenta de no volver a recorrer aquellos caminos que han sido errados.

En la Argentina hemos sufrido largos periodos de inflación.No temo equivocarme si digo mas inflación que estabilidad. Comenzó alrededor de 1950, y prácticamente solamente tuvimos estabilidad en el periodo de la convertibilidad, sin que este concepto sea el panegírico del uno a uno, solo una realidad. Ahora bien, ¿porque los argentinos no creemos en nuestra moneda?

Históricamente hemos soportado déficits fiscales y desbalances comerciales, que en realidad nunca hemos superado. Durante largo tiempo sufrimos el deterioro de los términos de intercambio, al cual básicamente le achacábamos los déficits fiscales y comerciales. Buscamos soluciones, pero, la realidad es que nunca las encontramos. Buscamos caminos reiterativos (sustitución de importaciones hasta la actualidad), pero tampoco solucionamos el tema de fondo. Vale decir, comenzamos a crecer con la fuerza del adolescente,…pero ahí nos quedamos.

Desde las lecturas de IG, se me advirtió sobre los riesgos de la emisión monetaria repetidas veces. El artículo aparecido ayer en La Nación “Por la emisión, deberían reformar la Carta Orgánica del BCRA”, me volvió a prender las luces de alerta. Un subtitulo previo: “El problema del gasto”. Como gastamos de más, tenemos déficit, en consecuencia hay que cubrirlo. ¿Cómo lo cubrimos? Es fácil. Emitimos moneda para cubrirlo. De modo que los bienes producidos son siempre los mismos, pero la masa monetaria cada vez es mayor. Cada vez hay más moneda para los mismos bienes. En cualquier idioma, esto se llama inflación.

Esto que esta sucediendo en nuestra Argentina ¿es nuevo? O es que todavía no evolucionamos y seguimos pateando la misma piedra, que ya sabemos nos va a doler. Sera que todavía no salimos de la adolescencia y seguimos recurriendo a  las mismas medidas que ya probamos y que sabemos que no dan resultado. ¿O será que todavía no nos dimos cuenta?

No pretendo hurgar en la historia muy atrás. Pero a finales de 1983, los diarios ya nos informaban que la inflación recrudecía (gracias a Dios, en la actualidad, soportamos índices muy menores) y había fuga de capitales. Los objetivos del Plan Austral, pueden parecer actuales: Control y disminución del gasto público, mayor inversión e incremento de las exportaciones. Estamos refiriendo a 1985. Ya en 1988, con el Plan Primavera, se buscaba aliviar al Estado, eliminando o disminuyendo los subsidios al sector privado, y se implemento diversas formas de cambios múltiples. Tipo de cambio comercial y financiero. Con otros nombres, ¿la actualidad no es parecida? Finalmente, menciono que con el objetivo de controlar la inflación, se comenzó a manipular la oferta monetaria utilizando licitaciones periódicas dirigidas por el Banco Central. Estas medidas, por lo menos, eranmás ortodoxas que la actual heterodoxia de la pura emisión para cubrir déficits públicos.

Javier Blanco en su articulo  de La Nación  especifico: “De mantenerse el ritmo de creación de dinero para financiar al Tesoro, analistas advierten que para fin de año el Gobierno se verá obligado a retocar la Carta Orgánica. Lo que descuentan es que, manteniendo el statu quo , a lo sumo en un año el Gobierno deberá «retocar» el artículo 20 de la Carta Orgánica (CO) del Banco Central (BCRA), aquel que modificó hace apenas 11 meses para permitir que la autoridad monetaria pueda hasta duplicar su financiamiento al Tesoro Nacional.

Esa potestad permitió que la asistencia mediante adelantos aumente de $ 67.100 millones a 127.300 millones de fin de 2011 a fin de 2012, es decir, casi 90 por ciento. La nueva adaptación de la CO sería una consecuencia directa de la predominancia de la política fiscal sobre la monetaria”.

En el periodo Kirchnerista, llegaríamos a la cuarta reforma de CO. Cada vez se necesitan mayores libertades para emitir y tratar de cubrir el creciente déficit fiscal que cada vez es más preocupante.

Vale decir, que para mantener el fuerte incremento del gasto publico, cada vez buscamos solucionarlo con mayor emisión. La pregunta seria: si ya recorrimos este camino, y no resulto (alta inflación y empezar de nuevo), ¿Por qué volvemos a lo mismo?

¿Tenemos una adolescencia eterna?  Que lastima, ¿no?