La corriente inversionista y desarrollista global, a bajas tasas de interés, corre el riesgo de llegar a paralizarse al no tener abiertos los canales que permita fluir los capitales que desean ingresar. Dos casos: Argentina y Brasil.
Ambos países tienen problemas. Uno porque se atrasó, y el otro porque le faltan planes o si lo tiene, no lo ponen en accion.
Según los datos estadísticos del PBI de los últimos años, ambos países crecieron a “Tasas chinas”, aunque tal vez Argentina a tasas mayores (reconozcamos que no se nota).
Brasil tiene un formidable plan de inversiones en rutas, vías férreas y puertos. Esto lleva a un gran crecimiento no acorde con su respectiva infraestructura que esta muy atrasada. Las inversiones extranjeras llegaron en torrentes, pero pareciera que se esta llegando a una encrucijada. La economía supo aumentar al 7/8 % anual, mientras que la inversión en infraestructura solo alcanza al 4 % de su PBI, la brecha es importante, y lo peor es que es acumulativa. Las kilométricas colas de camiones hacia los puertos y las semanas de espera de los buques para amarrar, no tiene solución a corto plazo. Su gobierno tiene un plan de inversión del orden de los u$s 100.000 millones en un plazo de 30 años. La necesidad real estimada coloca el monto arriba de u$s 200.000 millones.
En dialogo con La Nación (16.04.13) Ricardo Sánchez, jefe de la Unidad de Servicios de Infraestructura de CEPAL, explico que el gran desarrollo exige una provisión de servicios de logística y movilización y una accion regulatoria que avance y mejore la demanda. En general, no solo Brasil, sino, America Latina toda sufrió muchos años de falta de inversión. Los reales esfuerzos que se están realizando van atrás de las necesidades y llevara tiempo emparejarlas. Lo importante del proceso es que Brasil tiene conciencia del problema y esta trabajando para solucionarlo.
La situación Argentina es opuesta. Los planes anunciados, no se concretaron. El déficit en infraestructura cada vez es mayor. Recogemos un ejemplo (La Nación, Diego Cabot, 21.04.13): En 1997 el 47 % de los hogares tenían cloacas en sus domicilios, se llego al 54.8 % en el 2002 y en 2010 cayó al 53,8 %. Históricamente, Argentina destinaba entre el 7 y 8 % del PBI al desarrollo de la infraestructura, durante los años 50 y 60. Durante los años 2007 y 2008 la cifra bajo al 2.3 %. La Argentina destina mucho dinero a subsidios pero casi nada a inversiones de capital. Jorge Colina, economista de Idesa, concluye que Argentina hace foco en gastos operativos y no en inversión. Algo así como todo de algún modo se repara siempre, aunque sea con alambre.
Argentina se ha vuelto un país de paradojas. Por un lado el Congreso cajonea determinados proyectos de desarrollo y por otro, el mayor puerto de aguas profundas del país, en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, no termina de desarrollarse. Cuenta con inversiones de mas de u$s 10.000 millones, entre el polo petroquímico, las terminales de graneles líquidos y solidos y los muelles multipropósito. La paradoja se confirma. Se suspendió un proyecto de una regasificadora de YPF y también el abandono del megaproyecto de potasio en Mendoza de la empresa Vale. Sin embargo, el Consorcio de gestión del Puerto de Bahía Blanca sigue trabajando. Gestiono y obtuvo un crédito de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para dragado por u$s 60 millones con una tasa del 7 % a 10 años mas dos de gracia.
Dos proyectos de desarrollo: Brasil, invierte y no llega, y Argentina no invierte y tampoco llega.
Para que siga creciendo el flujo de inversiones, Latinoamérica debe profundizar sus obras de infraestructura. Argentina debe comenzarlas.
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