La nota “Predecir la crisis no era complicado” (http://www.igdigital.com/2013/01/predecir-la-crisis-no-era-complicado/)
nos lleva a pensar profundamente, diría desde el corazón, la Argentina pasada, la presente y lo que nos deparara el futuro. Pretendemos difundir realidades para conocimiento de los países latinoamericanos, y de alguna manera dar algunos pasos como advertencias para el presente y para el futuro.
“Mientras el tren pasaba por los pintorescos pueblitos franceses, la discusión dentro del vagón iba tomando temperatura. Un británico contaba cómo el Gobierno inglés estaba llevando su economía a una depresión. Un sudafricano relataba los problemas que la «inflación» le estaba trayendo a su país. Una australiana contaba cómo la dependencia de China y los commodities los hacía vulnerables. Y una estadounidense pronosticaba el fin de su país”.
“Nosotros, en una esquina del vagón, aún no emitíamos una sola opinión. En realidad, estábamos más ocupados en «cuidar» nuestras valijas que habían quedado en el mismo lugar en el que las dejaban todos los pasajeros, al lado de la puerta de entrada al vagón, sin ningún control, candado o seguridad…”
“Finalmente, un francés interrumpió nuestra preocupación y nos obligó a sacar los ojos de la valija. Nos preguntó: «Y, ¿qué pasa con Argentina? Anda muy bien, ¿no?»
Estos tres párrafos definen claramente la profundidad del “relato” Por un lado, profesionales de otros países conocían la situación de su propio país y habían sido convencidos por el relato argentino. Por el otro, profesionales argentinos estaban más preocupados en controlar el eventual robo de sus valijas,…a la argentina. Dos mundos. El de la libertad de opinión y el cotidiano que vivimos nosotros.
La efectividad del “relato”: “A mediados del año 2011, la economía del país era la envidia de todo el mundo. Luego de la crisis de finales de 2001 y principios de 2002 había entrado en una rápida y fuerte recuperación… Su «estrategia económica» se basaba en convencer a toda nuestra población –casi diría también del mundo – de que Argentina era un ejemplo para el mundo, que su economía se había recuperado y nada la podía detener”.
Cifras para tener en cuenta:
PBI en dólares (millones)
1998 2000 2001 2002 2005 2011 2012 *
298.948 276173 268.697 101.455 177.340 472.815 281.633
Per capita (en dólares)
8278 7671 7170 2675 4512 11257 6705
– Fuente: INDEC y FMI –
* Estimación propia: Se repite PBI 2011 y se aplica tipo de cambio u$s 6.90
Vale decir que es verdad que la Argentina se recupero, pero ¿y el crecimiento a tasas Chinas? El PBI esta prácticamente a los mismos niveles que en 1998. La cifra del 2011, de FMI, esta influenciada por el valor oficial del dólar (concepto semejante al 1×1) o sea sobrevaluado. Sabemos que las condiciones económicas globales cambiaron desde aquella época, aumento de los precios de los commodities y ostensible disminución de las tasas de interés (Bolivia y Paraguay obtienen prestamos internacionales a tasas algo superiores al 4 % anual). ¿Cuál es la conclusión? Los vencedores son la comunicación, el marketing y el relato. Con sangre sudor y lágrimas descubrimos que la nueva manera de manejar la economía, que el mundo debía aprender de nosotros, no era otra cosa que una farsa.
Ahora bien, veamos las condiciones del “relato”
Los relatos tienen como finalidad transmitir o enseñar algo de manera agradable. Los relatos pueden ser ficticios (como un cuento o una epopeya) o pertenecer al mundo de la no-ficción (como las noticias periodísticas). En nuestro caso, nuestro relato pertenece al campo de la no-ficción pero engarzado a la ficción. Lo más importante de los “escritores” del Gobierno es la coherencia en la argumentación y la consistencia de la misma. Utilizan parcialmente los hechos reales y le dan vuelo literario, en el sentido de la creatividad, la inventiva y la dialéctica.
Una vez definido la metodología del “trabajo”, debemos marcar de donde partimos para armar el relato: el populismo para definir a los enemigos. Esta palabra vacía de contenido, será llenada de acuerdo a los intereses ideológicos, como explicamos mas abajo. En realidad, los enemigos son todos los que no están de acuerdo con el relato.
El populismo apela al pueblo para construir su poder, entendiendo al pueblo como las clases sociales bajas y sin privilegios económicos o políticos. Suele basar su estructura en la denuncia constante de los males que encarnan las clases privilegiadas. Los líderes populistas, por lo tanto, se presentan como redentores de los humildes, necesariamente se transforman en autoritarios.
Al término populista lo podemos entender en sentido peyorativo, su accionar político no busca el bienestar o el progreso de un país, sino que trata de conseguir la aceptación de los votantes sin importar las consecuencias. Algo así como el poder por el poder mismo.
Pero la noción de populismo también la podemos entender desde el punto de vista positivo. Propuestas que buscan construir el poder a partir de la participación popular y de la inclusión
social. En este caso debemos precavernos, de que este concepto valido no se transforme en un gobierno autoritario, en el cual solo exista una sola voz, una sola verdad.
“Los totalitarismos, crearon un sistema de deformación metódica y minuciosamente calculado del pasado histórico según la ideología y, a veces según los intereses del momento, de modo tal que se cambiaron de un año a otro los significados de los mismos de acuerdo a los giros políticos coyunturales. Sin caer todavía en esos excesos, en la Argentina actual – que no es un régimen totalitario pero si autoritario – se deforma la historia reciente del siglo XX “. ( Juan José Sebreli, Diario Perfil – 2006). Conceptos como “vamos por todo” y “ni olvido ni perdón” solo contribuyen a la desunión y a la desconfianza sobre el futuro. El mismo autor, también nos dice que los años 70 son usados para distraer la atención de los problemas actuales. Lo dijo hace 6 años y estas realidades cada vez tienen mas fuerza.
Para cerrar la vuelta de tuerca de estos conceptos (relato y populismo) vamos a transcribir el análisis de Beatriz Sarlo ( La Nación – 2010) sobre la ideología de Ernesto Laclau que sostiene el relato de nuestro gobierno: “ Ernesto Laclau considera que, cuando un sistema político atraviesa una crisis que afecta las viejas formas formas y estructuras, cuando aparece disperso o desmembrado como Argentina a comienzos de este siglo, solo el populismo es capaz de construir nuevamente una unidad, articulando las demandas diferentes que estallan por todas partes y volviéndolas equivalentes, es decir, aptas para sumarse a un mismo campo…Cuanto mas demandas diferentes sean integradas, mas amplio será el campo enemigo, hasta tal punto que el discurso populista gira en torno de un significante vacio. Pero no se trata de un vacio abstracto sino de un vacio que permite producir sentido políticos, como – el ejemplo de Laclau – la consigna es pan, tierra y libertad o con mayor actualidad, capas medias versus morochos”. En este campo es importante mencionar el concepto de Beatriz Sarlo respecto de la capacidad “performativa “del discurso. “ Las palabras son fuerzas materiales. Conocemos, no por lo que nos explica lenguaje, sino que el lenguaje mismo crea las cosas”.
Es difícil, pero paulatinamente buscamos acercarnos a nuestra realidad. De los párrafos de Sebreli y Sarlo concluimos que el contenido de la ideología actual (relato) del Gobierno se basa en la verdad histórica revelada por ellos y que conducen el país con un concepto de populismo que hemos calificado como peyorativo. El Poder por el poder mismo.
Ahora bien, en diez años de Gobierno ¿cuales son los resultados? El “relato”, en función de lo expresado, nos demuestra que las tasas de crecimiento chinas brillan por su ausencia.
Empezaba este comentario con: La nota “Predecir la crisis no era complicado” nos lleva a pensar profundamente, diría desde el corazón, la Argentina pasada, la presente y lo que nos deparara el futuro. Para finalizar voy a reproducir lo escrito por Enrique Kleppe (empresario) en el diario La Nación:
“Tengo 70 años. Toda mi vida consciente ha transcurrido entre momentos de horror por lo que ocurría en nuestro país y momentos de esperanza, terminados en fracasos que nos empujaban un peldaño mas abajo por la escalera de la decadencia. Hoy oscilo, entre la resignación, pensando que alguna vez deberá ocurrir el milagro, pero no llegare a verlo (y peor aun, quizá tampoco mis hijos) y una rabia impostergable, porque sé que no somos el país de incapaces que parecemos y que ni siquiera hay mayores impedimentos objetivos para organizarnos exitosamente.
Creo que esta claro quien miente.
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