Es la hora del Big Bang de la Bolsa china. Un momento bisagra (visto con una mirada indudablemente etnocéntrica). A partir de hoy, los inversores extranjeros podrán comprar acciones en el continente, de manera directa, de 560 compañías listadas en la Bolsa de Shanghái.

 

Son las acciones A, las que hasta ayer estaban vedadas para los foráneos (que podían invertir sólo en las acciones H cotizantes en Hong Kong). Entra así en vigencia la Conexión (Link) Shanghái – Hong Kong. Cualquiera que posea una cuenta de broker en una firma de la excolonia británica podrá acceder a los beneficios de esta nueva facilidad financiera bendecida por las autoridades de Pekín. Queda demostrado, una vez más, que el auge de la globalización lo dicta no la innovación tecnológica (con lo importante que resulta), sino la decisión política.

China se abre al mundo. Y ya no es sólo la cuenta corriente. Antes impene-trables, las cuentas financiera y de capital hoy admiten una creciente porosidad (eso sí, regulada con estrictez). La internacionalización del yuan renminbí es una de las vías elegidas.

 

El Banco del Pueblo de China, sólo desde julio a esta parte, implementó swaps de monedas con Suiza, Sri Lanka, Rusia y Qatar. Sin contar el intercambio con la Argentina (que no ha sido publicado oficialmente aún) ni el anuncio flamante del acuerdo con Canadá. En la mayoría de estos arreglos se contempla también la instalación de centros de clearing para compensar las transacciones entre yuanes y monedas locales de manera directa, sin necesidad de usar al dólar estadounidense como escala intermedia de conversión.

 

Pues bien, la Conexión, que será una plataforma de negocios entre privados, promete desplegar mucha mayor actividad que la gran vitrina de swaps oficiales cuya utilización efectiva no deja de ser una incógnita.

Conviene tener presente que China es, a la vez, la economía que más creció después del colapso de Lehman, y la Bolsa que menos trepó. Desde marzo de 2009, Shanghái apenas puede mostrar un avance que no llega al 20%. El índice S&P500 triplicó sus cotizaciones. El ratio entre ambos, que tocó un mínimo de ocho años en junio, acusa una recuperación del 19% desde entonces, a caballo de la apuesta que se corona con el Big Bang.

Hay que entender que China Continental -por su envase hermético- no forma parte de los índices de Bolsas internacionales. Y tan sólo el impacto previsto de ajustar su ponderación en línea con su dimensión plena, ahora que se concreta la apertura, augura un caudal torrencial de compras foráneas.

 

Considerando a los mercados emergentes, si Morgan Stanley revisara la definición del índice MSCI sectorial para incluir su capitalización de aproximadamente 1,2 billón de dólares, China pasaría de representar cerca del 20% actual al 30%. Los portafolios indexados -los que invierten replicando la composición de índices, como las familias de fondos ETFs- y aún aquellos que se desvían adrede, y compiten por superar los rendimientos de los índices, todos ellos necesitarán incorporar más papeles chinos a su cartera so pena de poner en riesgo sus objetivos (y deberán vender otros, para financiar el rebalanceo). ¿Tomará Morgan Stanley tal decisión? La respuesta es sí. El interrogante es cuándo. ¿Será en diciembre, como se rumorea? ¿O el año próximo?

Brillan las oportunidades de arbitraje (lógico, ahora se puede operar lo desarbitrado). Hay un efecto manada en ciernes, también.

 

 Es un efecto embudo, tentador y peligroso, a la manera quizás de lo que vivió el Nikkei a fines de 2012/principios de 2013 con la vorágine inicial de las Abenomics.

 

Como en todo estreno, éstas son las horas de los fuegos de artificiales. Lo importante decantará en el tiempo. ¿Será capaz China de administrar los excesos que dejó la explosión de estímulo (la burbuja casera en los mercados de crédito y bienes raíces)? ¿Y podrá a la par emigrar a un modelo económico que modere las exportaciones netas, la inversión y la industria, y le conceda un espacio central a una expansión del consumo y los servicios?

 

La Conexión Shanghái – Hong Kong está operativa. Se toman apuestas. Y gracias a la decisión de la Casa de flexibilizar el derecho de admisión, sin los límites del menú restringido y oneroso de las acciones H, y, codo a codo con los locales, en el salón principal.

 

José Siaba Serrate

 

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