Un grupo de intrépidos inversores y analistas financieros se reunirán en Colonia a diseñar estrategias y alternativas en momentos en que -para algunos- la Argentina parece no brindarlas. Yo no me apresuraría tanto…
Cuando Friedrich Nietzsche clamó su famoso «Dios ha muerto» no había caído en un rapto de ateísmo incontenible. No pensaba en cristianos, judíos, musulmanes ni budistas. Es más, su sentencia, tan dramática como brillante, poco tenía que ver con la religión y mucho con el hombre.
Con el surgimiento del «homo scientificus», las respuestas a las preguntas existenciales -aquellas que databan de la Grecia de los clásicos (400 a.C.)- ya no se buscaban en lo trascendente y metafísico, sino en la investigación, en el nuevo «Dios Ciencia».
Las religiones no murieron, pero el paradigma cambió. El esfuerzo racional y el análisis del hombre venían a imponerse a la verdad revelada. Si uno tenía una duda, no la iba a buscar en el gran libro (Biblia, Torá o Corán), sino en uno mismo.
Esta revolución dio lugar a lo que posteriormente se conoció como el self made man, que llevó a lo particular el concepto, y describió a aquel hombre que se hace a sí mismo. Algo así como una computadora que se puede programar de determinada manera, con ciertas aplicaciones, virtudes y defectos.
Al ver nuestro contexto, es lógico pensar que las soluciones, las respuestas a nuestras inquietudes económicas y financieras, también deberían provenir de nosotros mismos, si no queremos caer en el razonamiento clientelista de que el Gobierno nos va a allanar el camino. Por cierto, un camino que propone una inflación del 40% anual, un dólar que no conoce de techos, y un juicio con holdouts que enturbia la transparencia de las cotizaciones bursátiles.
Por eso, la era del self made man, lejos de acabar, está en su apogeo. Es el momento de construir nuestras virtudes económico-financieras. Ellas no llegarán solas, ni se las entregará, previamente masticadas, un corredor de Bolsa. Al menos no de manera gratuita.
«Es aburrido, no soy bueno con los números, y yo de eso no entiendo nada», son parte del clásico combo de excusas que se chocan con la única afirmación real y válida: «es necesario».
Desde nuestro lugar, intentamos contribuir con esta formación que usted debe llevar adelante. Muchas veces de manara indirecta, a través de la revista o las distintas carteras de recomendaciones bursátiles que diseñamos para usted y otras en un mano a mano. Si, ésa es la oportunidad que tendrá esta semana.
Entre el 18 y el 20 de septiembre -y nuevamente en el Sheraton de Colonia- tendrá lugar la clásica conferencia anual de Inversor Global.
Allí una colonia de inversores se erigirá y plantará cara a la adversidad. Entre asistentes y disertantes nacerá el self made man financiero, un hombre con alternativas en un país que intentan convencernos de que no existen.
Expositores de la talla del economista Orlando Ferreres y del politólogo Sergio Berensztein nos describirán el escenario para saber dónde estamos parados y poder tomar las mejores decisiones.
Además, tanto Diego Martínez Burzaco, economista Jefe de Inversor Global, como yo (entre decenas de analistas), intentaremos acercarle alternativas concretas para sacar provecho de esta coyuntura.
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Llegó el momento de dar un paso al frente.
Ignacio Ros – Inversor Global