En Perú, cada reunión empresarial, uno de los primeros temas de conversación es China. O más precisamente, cómo la situación de China está afectando a Perú. 

El motivo es que el 18% de las exportaciones peruanas tiene como destino China. A pesar de las 10.000 millas de distancia, China se siente mucho más cerca. Como sabemos, en América Latina el auge del comercio de productos básicos se está desmoronando. Los precios han caído, los proyectos se están frenando y el crecimiento en toda la región se desploma.

Suena como una pesadilla, ¿no? Sin embargo, después de pasar cuatro semanas entrevistando a directores generales peruanos, ministros de gobierno y candidatos presidenciales, estoy convencido de que los comerciantes exageran el problema.

 Los inversores huyen despavoridos

Se dio la coincidencia que estaba en el Perú en el momento exacto que el mercado de valores de China empezó a volar. Pero es el lugar perfecto para examinar lo mal que la tormenta China puede afectar América Latina.  Perú estaba en la base del auge que dio a América Latina una «década de oro económica ‘. La demanda china de materias primas ayudó a empujar hacia arriba el precio del cobre, el zinc, el oro y la harina de pescado, mayores exportaciones de Perú. De hecho, por primera vez en la historia, China superó a los EE.UU. como el mayor socio comercial de Perú.

Lo mismo ocurre, con diferencias, a través de toda América del Sur. Ya se trate de plata o de soja, si América Latina producía, China compraba. El comercio de exportación explosivo ayudó a los gobiernos solventar su situación macroeconómica, aunque no todo los países, por ejemplo Venezuela, aprovecharon la oportunidad.

Mientras tanto, la afluencia de inversión impulsó el crecimiento económico. Durante los buenos tiempos Latinoamérica estaba creciendo a un promedio de 5% por año, este año los analistas esperan como optimistas que lleguen al 1%.  No es de extrañar entonces que los inversores han estado corriendo asustados. Acciones, bonos, divisas, todos ellos han estado rematando sus intereses. Neil Shearing, economista jefe de mercados emergentes de la consultora con sede en Londres, Capital Economics, explico que el índice MSCI de América Latina se ha reducido en un 8% (en moneda local) en una base mensual. Como era de esperar esos mercados con la mayor exposición de los productos básicos son los más afectados.

La misma confusión se juega en los mercados de divisas, la mayoría de las monedas regionales se han devaluado entre  4% a 5% frente al dólar en lo que va de este mes. Por supuesto, esto afecta a los bonos denominados en dólares. Tanto sea, los países y empresas de América Latina habían llegado a un récord de deuda denominada en dólares en los buenos tiempos. Con la caída de las monedas locales, hacer frente a esas deudas resultan más pesadas. 

 Es lógico tener miedo y ser precavidos. Pero creo que el pánico es exagerado.

Esta es una gran oportunidad de compra

 

 El primer punto a destacar es que, mientras que la explosión del mercado de valores de China es nueva, el resto de esto ha estado sucediendo durante años. El Cooper and co. comenzó a caer desde sus máximos en 2011. Era esperable que los precios récord no se podrían mantener por siempre. El mundo, los que saben, han estado hablando sobre el fin del superciclo de los productos básicos desde hace años.

Todas estas malas noticias, incluso la caída de los precios del petróleo, ya estaba en el precio, lo que significa que esta última liquidación de agosto parece exagerada. En segundo lugar, creo que estas ventas masivas crean oportunidades de compra. El otro día fui a comer con un negociador peruano chino. Por cierto, Perú es el hogar de una de las mayores comunidades chinas fuera de China. Durante el almuerzo, este empresario me contó que él está usando sus conexiones para conseguir algunas concesiones petroleras para las empresas chinas. Algunas de las grandes – como CNPC – ya operan aquí, pero ahora muchas más están en camino.

 

«¿No están preocupados por la caída en picada del precio del petróleo?», le pregunté.

  «No», fue la respuesta. «Ellos están encantados porque significa menos competencia y activos más baratos.» En pocas palabras, no les importa si hacen dinero ahora o en cinco años. Son inversores estratégicos que buscan el largo plazo.

  Dudo que muchos de nosotros podamos ser tan paciente como para invertir en recursos nacionales estratégicos. Pero si piensa en un largo plazo para sus inversiones, una baja de mercado como las que estamos viendo este mes de agosto, es exactamente lo que podíamos haber palpitado.

Los problemas de América Latina son en gran medida auto-infligidos

Pero, solamente no veo esto en términos de inversión. Paso mucho de mi tiempo viviendo y trabajando en América Latina y creo que esta situación es buena para el desarrollo de la región. Durante la «década de oro», era muy común hablar de diversificar la economía y promover la reforma estructural. Pero hablar es barato y cuando los metales se están vendiendo a precios récord no hay mucho incentivo para tomar decisiones difíciles.

China podrá estar desacelerándose, pero el hecho es que una gran cantidad de problemas de América Latina son de fabricación casera. Esto puede sonar como negativo, pero en realidad es una oportunidad, ya que pueden destinar recursos, independientemente de lo que sucede en China.

Una vez más, el Perú es un buen ejemplo. El país podría compensar los precios de las materias primas mediante la ejecución de obras de infraestructura que tanto se necesitan. Obras básicas pero enormemente importantes, tales como la mejora de las carreteras, incrementando los sistemas de riego y la profundización de los puertos crearía un impulso de corto plazo durante la construcción y una mejora a largo plazo de la productividad.

Estuve hablando de esto con Pedro Pablo Kuczynski, quien casi seguro que va a ser candidato en las elecciones presidenciales del próximo año. «El programa de infraestructura se ha empantanado por la oposición y la burocracia local. Pero un nuevo presidente sería capaz de poner en marcha el proceso de nuevo. Hay un montón de proyectos viables que podrían impulsar el crecimiento rápido «.

Esta opinión fue compartida por casi todos los CEO`s que he entrevistado hasta el momento. Todos ellos reconocen los problemas de China. Pero fundamentalmente, la mayoría son optimistas. Durante las últimas semanas, he observado planes de inversión, acuerdos de asociación y estrategias de expansión. En resumen, que están poniendo su dinero en necesidades propias.

El ambiente entre la élite empresarial y política aquí es mucho más optimista de lo que cabría esperar teniendo en cuenta el caos mercado. Como uno de los entrevistados me lo dijo, «hemos pasado por dictaduras, terrorismo y los desastres naturales,… esto no es nada.» Lo dicho puede interpretarse como una broma, pero tiene razón en una cosa. En comparación con ciclos anteriores de auge y crisis, América Latina está mejor preparada en esta ocasión. Seguro que hay algunos países, nuevamente estoy pensando en Venezuela, donde la situación es grave. Pero en general, América Latina parece haber conseguido lo suficiente de su «década de oro» para iniciar la siguiente en una mejor posición.

James McKeigueThe New World